- Área: 55700 m²
- Año: 2011
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Fotografías:Nicolás Pinzón
“Málaga ha vivido en los últimos años de espaldas al mar, fruto de una actividad marítima que ha mantenido el puerto cercado, creando una frontera insalvable contraria a la naturaleza de la ciudad y sus ciudadanos. El principal objetivo de esta intervención ha consistido en recuperar una relación que nunca debería haberse roto. Para ello y a través de un Plan Especial, se han modificado los usos del Muelle Uno para hacerlos más próximos a los habitantes, y que estos puedan disfrutar, pasear y contemplar el nuevo espacio.
Apoyándonos en la diferencia topográfica existente, se ha creado una solución lineal en dos niveles que ha permitido por una parte generar un paseo comercial al nivel del muelle, dotando de vida y actividad a una zona que tradicionalmente ha estado muerta, mientras que en el nivel superior se ha configurado un nuevo paseo marítimo tan característico de todas las ciudades de tradición marinera.
El paseo a nivel inferior arranca en la esquina del Muelle Uno, donde la gran PlazaCentral permite contemplar el primero de los hitos del recorrido: el Centro Cultural (actual sede del Centro Pompidou Málaga). Se trata sin duda alguna, de la pieza más característica del conjunto, no sólo por su posición estratégica, sino además por la fisonomía de sus formas. Si bien es cierto que el Centro propiamente dicho ocupa la mayoría de sus 6.300m2 en las plantas baja y semisótano de la esquina del Muelle Uno, su envolvente se manifiesta al exterior con dos elementos de una plasticidad relevante. Por un lado, la cubierta del Centro se constituye en una nueva plaza a nivel de la ciudad, que a modo de quinta fachada, logra con la sugerente fisonomía de sus ondulaciones evocar un mar pétreo sobre el que emerge el estandarte del edificio y sin duda alguna, del conjunto completo de la Marina de la Farola, el cubo. Convertido en símbolo representativo del nuevo muelle, este cubo de vidrio de 12m de lado, está formado por decenas de paños de vidrio de seguridad colgados de una estructura metálica que a modo de escamas se superponen para tamizar la entrada de luz al Centro Cultural, al tiempo que aportan a las caras del propio cubo una textura enriquecedora.
A partir de aquí y una vez superado el nuevo acceso de la Calle Vélez-Málaga, comienza realmente el Paseo Comercial, donde nos encontraremos con una variopinta oferta de locales y quioscos que enriquecidos por la presencia de sugerente vegetación nos permite descubrir poco a poco rincones tan atractivos como el segundo hito del paseo: la Plaza de la Capilla, con tan singular resto de la historia de la ciudad. Y así, continuando el paseo, podemos descubrir la Plaza de moda, con su siempre sorprendente oferta, o las coloridas Plazas de restauración, donde es inevitable detenerse para disfrutar de un brillante broche final a tan agradable recorrido, rematado por el tercer hito del camino: la Farola, apelativo cariñoso con el que todos los malagueños conocen a su faro.
El paseo del nivel superior, por contrapunto, es un espacio despejado que destaca por la presencia de los espacios naturales y la vegetación, imprimiéndole el carácter al paseo marítimo. Conectado con el Palmeral de las sorpresas mediante una gran rampa de suave pendiente que salva el desnivel entre plataformas, llegamos a la plaza del Centro Culturalcitado anteriormente.
Pero es una vez superado el puente sobre la calle Vélez-Málaga cuando realmente nos adentramos en la zona más atractiva del Paseo marítimo. Así, comenzamos el recorrido con el acceso principal y su tentadora pérgola vegetal que nos conduce directamente a la primera escalinata del paseo comercial.
Si por el contrario decidimos seguir en esta planta, podemos descubrir a lo largo del paseo las áreas de niños, tan importantes para el descanso de los padres bajo una agradable marquesina vegetal mientras sus hijos derrochan energía entre juegos y areneros. Para los más pausados y reflexivos proponemos el jardín de la esencias, un huerto idílico en el que reposar de la ajetreada vida urbanita para evadirnos entre el aroma de plantas seleccionadas al amparo de una refrescante sombra.
Y así, entre miradores y jardines, llegamos finalmente a la Plaza de la Farola, donde una monumental rampa-escalera salva el desnivel entre las plataformas del paseo y la plaza que preside el hito más característico de la zona y que da nombre al conjunto, la Farola.
